Que ya no nos dicen mucho porque están por todos lados, todo mundo se convierte en un experto de la noche a la mañana, la radio y la tele se encuentran invadidos de especialistas que van diciendo a las personas que los escuchan cómo deben hacer para tener una vida saludable, una familia funcional, una relación plenamente amorosa e igualitaria....
Poco se ha estudiado en el campo de la psicología a aquellos que son sanos, optimistas, funcionales. Las personas "normales" sin patología aparente y que yendo más lejos, parecen hasta felices, no han sido tan interesantes ni tan vendibles para el campo del estudio del ser humano. Kenneth Gergen acuñaba este interesante término de "lenguaje del déficit" refiriéndose a todo lo que no tenemos, no sabemos hacer, lo que nos falta, nuestro defectos, manías, patologías, etc....dejando un vacío enorme para describir fortalezas, potencialidades, aspectos luminosos de nuestras vidas.
Una amiga me decía que cada que entra a las librerías, se siente una gran imbécil. Un ser emocionalmente retrasado, poco evolucionado, carente. "hay libros sobre comunicación, sexualidad tántrica, cómo hablarle a los hijos para que en verdad escuchen, el camino del perdón, el desarrollo espiritual, la dieta de la zona"....es demasiado todo eso a lo que parece que tenemos que aspirar.
Michel Foucault, filósofo francés, dijo insistentemente que nuestro mundo posmoderno está organizado en torno a discursos universalmente aceptados como válidos. Los llamó "discursos dominantes"., que son aquellas ideas culturalmente acuñadas, y lanzadas al grupo social como verdades absolutas e incuestionables, que van configurando nuestras vidas de formas mucho más sutiles. Foucault llamó a este dominio de los discursos las operaciones del poder moderno, a través del cual cada uno de nosotros participa en la confección de nuestras vidas, intentando, muchas veces de forma inconsciente, ajustarnos a estándares establecidos y poder así sentir que estamos eligiendo lo correcto.
Ideas como : debo ser delgada, debo ser madre para ser una mujer completa, los hombres no saben expresar sus sentimientos, las mujeres son las encargadas de la educación emocional de sus hijos y pareja, el éxito se mide en función del poder , la fama y el dinero...estos son algunos discursos dominantes.
Creo que la única forma de generar conocimiento, reflexión, es saber que todo lo que decimos lo decimos nosotros, desde nuestra biografía, desde nuestra formación y deformación profesional, desde nuestros estados de ánimos, afectos, disgustos. No existe tal cosa como la neutralidad científica, o por lo menos no aquí, en este espacio.
Dicho la anterior, quiero compartir tres ideas que me parecieron interesantes y muy sencillas de comprender y tal vez de aplicar en nuestra vida cotidiana. De pronto nos da por pensar que la felicidad es una quimera, que la insatisfacción es la regla de la vida y que alcanzar estados de bienestar estables, no es para nosotros. En Inglaterra, algunos investigadores de dieron a la tarea de estudiar durante algunos años a las familias e individuos que estaban más felices y satisfechos de acuerdo con una serie de criterios.Los resultados son conmovedoramente simples:
1.Las familias e individuos particularmente saludables son extraordinariamente positivos en sus actitudes hacia la vida y hacia otras personas. En general parecen disfrutar siendo ellos mismos, disfrutando a los otros y especialmente estando dispuestos a ser amigables con todos los que les rodean. Estos sujetos no son optimistas, sino realistas. Saben que todos podemos ser buenos y malos por lo que son menos propensos a sentirse decepcionados.
2. estas personas no parecen guardar una bitácora, hacer cuentas, sobre lo que han dado a los demás. Parecen sentirse en abundancia de buena voluntad y disfrute y pueden entonces dar y darse generosamente porque les da la gana hacerlo, sin ningún elemento calculador involucrado.
3. la idea de amor en estas familias e individuos es distinta ya que involucra distancia y cercanía. Son capaces de intimidad y afecto pero también se sienten autosuficientes, confiados y libres, por lo que no necesitan de los otros desesperadamente. Una relación feliz es un bono solamente. Si el resto de la vida marcha bien, la relación no es el centro del bienestar. Yo me pregunto: ¿será misión imposible adoptar estas tres medidas que parecen simples y alcanzables?