sábado, 30 de mayo de 2009

Conquista de México (La expedición de Pánfilo de Narváez,La matanza del templo mayor, La noche de la victoria)

La expedición de Pánfilo de Narváez

Resentido Diego de Velázquez por la insubordinación de Cortés y deseoso de retomar el mando de la expedición a México, organizó un poderoso ejército, que puso al mando de Pánfilo de Narváez, para que viniera a México, quitara el mando e hiciera prisionero a Cortés.
En el mes de abril de 1520, Narváez llegó a Veracruz y se internó hasta Cempoala en donde estableció su campamento. Sandoval, soldado fiel a Cortés, que se había quedado como jefe de la guarnición de Nueva Sevilla por la muerte de Escalante, se retiró de la población y en una escaramuza logró aprehender a dos oficiales de Narváez, a los que remitió a México con la noticia de la llegada del enviado de Diego de Velázquez. El colmilludo de Hernán Cortés les hizo objeto de atenciones y regalos para despertar sus codicias y ganarse sus confianzas, luego los dejó regresar a las filas de Narváez, para sonsacar a sus compañeros y se pasaran al bando del conquistador, estrategia que resultó favorable.
Andrés de Duero secretario de Narváez, traicionándolo, le informó a Cortés de la posición, número y artillería de su jefe; en medio de una fuerte tormenta cruzó el río de Las Canoas y cayó sobre el campamento enemigo, el sorpresivo ataque, la complicidad de la artillería y la caballería de Pánfilo de Narváez permitió a cortés una rápida, fácil y total victoria. Después de la victoria muchos de los soldados vencidos se unieron a él, mientras que otros regresaban a Cuba con Pánfilo de Narváez.
Este triunfo permitió a Cortés consolidar a su ejército e iniciar la exploración de las zonas circundantes; decidió enviar a Velázquez con 200 hombres a explorar la región del Pánuco, ya Diego de Ordaz con otros 200 hombres la región de Coatzacoalcos, mientras que él con otros 600 soldados españoles regresaba a México, dejando encargado de la jefatura de Veracruz a Rodrigo Rangel.
La matanza de la fiesta de Tóxcatl o del Templo Mayor.

Al salir de México para combatir a Narváez, Cortés dejó como jefe de la guarnición de la Tenochtitlan a Pedro de Alvarado al frente de 80 soldados; por esos días, de acuerdo a las tradiciones mexicas se festejaba a Tóxcatl una de sus deidades más importantes; Pedro les concedió permiso para hacer sus fiestas, pero con la condición de que estuvieran desarmados. Aprovechó el momento de mayor solemnidad para caer con sus soldados sobre los indefensos indígenas, robándoles sus joyas y atavíos que portaban; cuando los habitantes de Tenochtitlan se recuperaron de la sorpresa, le declararon la guerra, miles de aztecas lo obligaron a refugiarse en el palacio de Axayacatl, su situación era desesperante, nadie podía entrar ni salir de la ciudad, los puentes se elevaron y se cerraron las puertas.
Durante el regreso de su viaje Cortés fue informado por los tlaxcaltecas de tan cruel suceso, por lo que apresuró la marcha y se presentó en Tetzcoco, en donde se le unió Ixtlilxóchitl, que le ayudó el 24 de junio entrar a la ciudad para reunirse con sus soldados sitiados. Se dice que molesto, recriminó a Pedro de Alvarado por su torpe actitud. Aunque el soberano mexica seguía prisionero en el palacio de Axayacatl, un joven indígena de la nobleza mexicana, dirigía a los ejércitos aztecas; el pueblo había desconocido a Moctezuma, acusándolo de cobarde y había nombrado a un nuevo emperador Cuitlahuac, quien sería el penúltimo emperador de esta raza de bronce, y era él quien ordenaba sitiar a los conquistadores, bloquear las comunicaciones con Veracruz y cortar los puentes de la calzada que unían a la ciudad con tierra firme.
La noche de la victoria
mexicana.
30 de junio de 1520

Por algunos días se libraron combates entre indios y españoles; cuando Cortés se percató de que no recibiría ayuda del exterior y considerando que las series de ataques que venían desde el exterior podían acabar con sus soldados, se decidió salir de Tenochtitlan. Para lograrlo, hizo construir un puente portátil con el que pudiera cruzar los cortes de la calzada de Tlacopan; reunió las riquezas obtenidas, tomó su parte, separó el Quinto Real o parte que le correspondía a la corona y permitió que sus soldados se apoderaran del resto, estos, de manera ambiciosa se llenaban las bolsas de todo lo de mayor valor, con lo que apenas podían andar. En la tarde del 30 de junio de 1520, dio muerte a los señores de la Confederación del Anáhuac: Moctezuma II, Cacama y Totoquihuatzin; al oscurecer hizo decir misa al Padre Olmedo y esperó la noche para ordenar la huida. No es verdad que a Moctezuma lo apedreara su propia gente cuando Cortés le pidió, que saliera para tratar de convencer a su pueblo que se calmaran. Cortés lo asesinó vilmente, ya de nada le servía.
Con el propósito de organizar mejor la huida dividió su tropa en tres secciones, la vanguardia con 200 hombres al mando de Gonzalo de Sandoval, al centro en el que se encontraba la artillería y las mujeres iba jefaturado por el capitán general, y la retaguardia con el grueso de la infantería al mando de Pedro de Alvarado y Velázquez de León. En ese momento, en que los españoles alcanzaban el Puente de Tecpantzingo fueron descubiertos por los centinelas quienes dieron la voz de alarma para que los ejércitos mexicanos se aprestaran a la lucha y de muy diversos rumbos cayeran sobre las tropas de Cortés, con tal éxito, que sólo la vanguardia -los de adelante- pudieron evadirse hasta el pueblo de Tlacopan, en tanto que el centro era despedazado en plena calzada y los de la retaguardia –los de atrás- se vieran obligados regresar al palacio de Axayacatl para refugiarse, en donde tres días después eran destruidos por los aztecas.
Una vez a salvo fuera del lago, Cortés pudo darse cuenta de la magnitud de su derrota, pues en ella había perdido a 450 soldados españoles, 4000 indios aliados, 46 caballos y casi todo el tesoro; como si eso no fuese suficiente, había perdido en la batalla a algunos de sus más destacados oficiales, entre ellos a Francisco de Salcedo, Francisco de Moria y Juan Velázquez de León.
Este importante suceso, que aparece en muchos libros de texto como “La Noche Triste”, representó para nuestro pueblo mexicano la más y quizá única victoria en contra del dominio español. Por eso le llamamos como ”Noche de la Victoria Mexicana”

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